vueltas y más vueltas

Durante los años en los que estoy aquí he vivido en muchos sitios. Desde residencias de monjas, residencias sin monjas, en pisos compartidos… de hecho, éste es mi séptimo año viviendo aquí y es el sexto lugar en el que vivo.

El primer año fue una mierda. No conocía a nadie aquí, casi no había salido de mi pueblo y fui a parar a una residencia de monjas y a una universidad de gente estresada y competitiva. Me encontré que todo el mundo era muy cerrado y me agobié, porque soy una persona que le gusta ir con muchos grupos diferentes de gente y la verdad es que en los ambientes en los que me movía no eran muy propicios para esto. Además me maté a estudiar porque, a diferencia de la mayoría de la gente de mi clase, mis padres no iban tan sobrados de pasta como para que yo fuese suspendiendo una y otra vez.

Cuando acabó el año, estuve casi a punto de mandarlo todo a paseo y volverme a mi casa. Pero eso hubiese sido como una “rendición” y al final decidí seguir. Me cambié de residencia y conocí gente nueva. Aunque, en cierto modo, el ambiente de clase seguía siendo el mismo, me empezaba a acostumbrar. Además, al llegar a “casa” había mucha gente que estaba fuera de ese mundo y me permitía desconectar.

Luego me fui a vivir a casa de una mujer que alquilaba habitaciones en su casa. Sí, hay anuncios en LOQUO de gente así, y son los primeros que descartamos cuando buscamos piso. Pero mira, yo acabé así. Y la verdad es que fue una liberación. Empezaba a estar cansada de tanta residencia. Y además vivía con un par de chicas más con las que me llevaba muy bien. Desgraciadamente ellas no viven ya en BCN, aunque mantenemos más o menos el contacto (supongo que más “menos” que “más”, pero es lo que acaba pasando).

Y, por fin, me busqué un piso para compartir. Al principio era genial. Éramos mucha gente (al final resultó que demasiada) pero nos llevábamos muy bien, nos estábamos descubriendo y nos encantábamos. Hacíamos un montón de cosas juntos y teníamos un rollo increíble. Puede pareceros ridículo, pero realmente era así. No sé qué nos pasó pero fue muy especial. Era como si hubiese encontrado a mi familia de BCN. Todos lo sentíamos así. Creo que ha sido de las épocas más especiales que he pasado aquí.

Un día, una de nosotros se marchó de Erasmus (con la que mejor me llevaba, VXXX) y todo se jodió. En concreto había una persona que se volvió completamente imbécil y nos hacía la vida imposible a los demás. Total, que yo me acabé largando y ahora vivo en un piso con gente mu maja que no jode la marrana. Pero lo pase horriblemente mal. Llegó a ser insoportable.

Después de pasado el tiempo, lo que más me dolió fue que nunca supe nada más de VXXX. Mira, cosas que pasan. Nunca pensé que volveríamos a hablar. Y resulta que ahora, al cabo de tres años, he vuelto a tener noticias suyas. Ha dado señales de vida y se ve que ya hace mucho que no vive en BCN. Pero viene a menudo, así que igual quedamos un día. La verdad es que me encantaría.

Me ha sorprendido muchísimo volver a saber de ella porque a saber qué le habrían contado. Pero estoy muy contenta. Me ha afectado bastante. De manera positiva, está claro. Pero es curioso como todavía guardamos dentro cosas que creíamos completamente olvidadas y superadas. Supongo que ésta es un poco la historia de cómo la gente aparece en mi vida y desaparece, viene y va entre las inacabables soledades. Pero la verdad es que me encantan estas sorpresas que a veces surgen en nuestras vidas. Me hacen sentir como si hubiese algo por encima de nuestras rutinas, una magia extraña. Algo que está a nuestro alrededor que muchas veces no vemos. Y con estas cosas, nos damos cuenta de que existe.

Buen día a todos.