A mi no me compraban Bollycaos

Bueno, ahora toca disculparme por pasar tanto de todo últimamente. Pero que conste que es muy a mi pesar porque estoy hasta arriba de trabajo. Ya sé que no tengo excusa, que todo el mundo está igual pero es lo que hay. La semana que viene estaré libre de un par de cosas que son las que más me vienen estresando últimamente. Total, que creo que podré empezar a dar señales de vida. Aunque no sé ni por qué lo digo porque ya casi nadie me viene a ver. Y no me estraña porque para la inspiración que tengo últimamente... Pero bueno, sé que hay algunos bloggeros que siempre se pasan aunque deje poca cosa por sus blogs últimamente. A estos incondicionales me gustaría darles las gracias por su apoyo, que me ayuda a no desmoralizarme! :P

Bueno, y ahora dejaré un dibujillo que ilustra muy bien mi estado de desaparición de estos últimos días. Hala!



Que conste que he buscado la original por la red (que os juro que existe porque yo la tenía!!!), pero no lo he encontrado! Yo la verdad es que llegué a acumular unos cuantos y no sé ni como porque, como digo arriba, a mi no me compraban Bollycaos. Mi padre nos hacía el almuerzo del cole con un trozo de pan y cualquier cosa dentro (los peores eran los de membrillo: un trocillo en medio de un bocadillo de pan que sobraba por todos los lados...). Mi madre se iba muy temprano y mi padre siempre iba con prisas y nos preparaba lo que había (tengo que decir en su defensa que es el que cocina en casa y se sale pero en cuanto a los bocadillos de mi infancia, muchas veces no se lo curraba demasiado). Y luego llegaba la hora del recreo y veía a mis amigas con aquellos bocadillos de jamón y queso con el pan perfecto, con tomatito y aceite. Y le daban un bocado.... uuuuuuhm!

Mi hermano también tiene un trauma con el bocadillo. Hace poco lo hemos hablado y lo estamos superando. Los dos estamos de acuerdo en que los mejores días eran los que no había nada en casa o se le olvidaba prepararnos un bocadillo. No eran muy frecuentes pero alguno había. Salíamos al patio y mi padre nos esperaba en la verja y nos llamaba (o llamaba a alguien para que nos avisara). Y entonces... como no le había dado tiempo de nada más, se había pasado por la panadería y nos lo había traído: EL BOLLYCAO. Era el mejor almuerzo! No valían imitaciones: era único. Aún tiene tanta fama? Hace mucho que no veo Bollycaos por ahí... Y las pegatinas eran lo más. Las de TOI, mis preferidas: toi dormío, toi colgao, toi namorao, toi al revés... Aish!

Bueno, os dejo que es hora de comer. Hasta luego!